Cualquiera que haya pedido un préstamo alguna vez sabe lo importante que es elegir bien el tipo de cuota. Las dos opciones más comunes son la cuota fija y la cuota decreciente. Se diferencian en la forma de calcular los intereses, que se traducen en la cuota mensual. Pero, ¿cuál es mejor? Aquí tienes un resumen de la información más importante para ayudarte a elegir la opción correcta.

Pago aplazado fijo y pago aplazado decreciente.

Fraccionamiento fijo

La cuota fija es la opción más sencilla y habitual. Se basa en que el importe de la cuota es fijo durante toda la vida del préstamo. Esto significa que el compromiso mensual con el banco no varía, aunque cambien las condiciones del mercado financiero. ¿Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de esta solución? En primer lugar, una cuota fija aporta estabilidad y previsibilidad. La persona que solicita el préstamo sabe cuánto tendrá que destinar cada mes al pago de la deuda. Esto permite planificar mejor el presupuesto doméstico.

Por otro lado, una cuota fija puede ser ligeramente superior a una cuota decreciente, sobre todo al principio del periodo de amortización. Esto se debe a que los intereses se cobran sobre el capital total a devolver y no sólo sobre el importe restante, como en el caso de una cuota decreciente. En consecuencia, en los primeros años del préstamo, una mayor proporción de la cuota consiste en el pago de intereses y una menor proporción en la amortización del capital.

Porcentaje decreciente

La cuota decreciente es una opción en la que la cuota mensual es más alta al principio del préstamo y luego disminuye gradualmente a medida que se devuelve el préstamo. Esto se debe a que los intereses se cobran sobre la cantidad restante a devolver, en lugar de sobre el capital total como ocurre con una cuota fija.

Cuáles son las ventajas de una cuota decreciente?

Cuáles son las ventajas y los inconvenientes de esta solución? En primer lugar, una cuota decreciente permite reembolsar el préstamo más rápidamente, ya que la obligación con el banco disminuye gradualmente con el tiempo. Esto significa que en los siguientes años de amortización, una parte cada vez mayor de la cuota se compone de reembolsos de capital y una parte menor de la cuota se compone de reembolsos de intereses. De este modo, después de varios años de amortización, la cuota mensual puede ser significativamente más baja que con una cuota fija.

Por otro lado, la cuota de capital puede ser más baja que con una cuota fija.

Por otra parte, una cuota decreciente supone una menor carga financiera al principio de la amortización del préstamo, lo que permite una mayor seguridad financiera en las primeras etapas de la vida del prestatario. Cuanto menor es la cuota, menos carga supone para el presupuesto familiar.

Cuanto menor es la cuota, menos carga supone para el presupuesto familiar.

Es mejor una cuota decreciente o fija? Depende…

En resumen, la elección entre cuota fija o cuota decreciente debería depender de la situación financiera del prestatario y de sus planes futuros. Si una persona tiene previsto pedir un préstamo para un periodo de tiempo más largo, las cuotas fijas serán más predecibles y fáciles de planificar, especialmente cuando los tipos de interés son bajos. En cambio, si el prestatario dispone de una fuente de ingresos estable y fiable y desea deshacerse de la obligación lo antes posible, una cuota decreciente será más beneficiosa. No obstante, conviene recordar que, antes de decidir el tipo de cuota, uno debe analizar detenidamente su situación financiera y sus planes para el futuro.